Un verdadero plan de ruta para la isla

Un verdadero plan de ruta para la isla

Por: Gabriel Rodríguez

sábado, 29 de julio de 2017

A diario escuchamos que para salir de la crisis “necesitamos un plan de desarrollo”. Los planificadores, sin embargo, estamos conscientes de que “tener un plan” no es un evento mágico. Además, todos conocemos de planes malos, del pasado y del presente, que nos destruirían si se implementan, como los viejos planes de desarrollo minero.

El actual Plan PNP y la “austeridad” impuesta por la Junta de Control van por el camino de ese grupo de muy malos “planes de desarrollo”. Nos llevan a una “recuperación fiscal” como la de Detroit, donde ya los poderes financieros vuelven a ser felices y suben las “estadísticas de la prosperidad”, pero más del 60 % de los niños viven bajo niveles de pobreza.

La idea de “tener un plan de desarrollo” es orientar la toma de decisiones. Resulta esencial, entonces, hablar sobre qué visión de país definirá nuestra ruta y orientará nuestros planes de desarrollo socioeconómico. Mientras no los concertemos todos, serán los intereses pequeños y egoístas, con acceso al poder, quienes definirán la visión de esa ruta. Esa ha sido y es la verdadera raíz de la crisis general que enfrenta la colonia.  No puede haber un divorcio, entre los más altos valores y anhelos de este pueblo, y los “planes de desarrollo” que se adopten.

De ahí la importancia del diálogo sostenido, entre la mayor diversidad posible de entes multisectoriales, motivados por un sentido patriótico. Esto permitirá trascender intereses y visiones sectoriales, para concertar una visión común que integre y redefina los valores del colectivo social. Con la visión como guía, surgirá un verdadero plan de ruta para potenciarnos.

Esta es la dinámica de diálogo multisectorial que, durante ya más de una década, se gesta en diversidad de foros ciudadanos, simposios y otras actividades. Es por el trabajo y persistencia de varias entidades, especialmente Agenda Ciudadana, que se ampliaron las convocatorias al diálogo, logrando sentar a la mesa sectores que históricamente se percibían como antagónicos o enemigos. Esta etapa crucial se viabilizó bajo una iniciativa multipartidista que buscaba acordar un plan de desarrollo basado en los frutos de un diálogo multisectorial. La convocatoria incluyó los grupos empresariales “tradicionales” y además representantes de sectores laborales, ambientalistas, profesionales, sociales y otros. En grupos de trabajo se logró acordar un lenguaje común, transectorial y no excluyente, para articular unos valores y aspiraciones comunes. De ahí se pudieron concertar unos principios estratégicos y cinco ejes a promover para lograr un desarrollo económico sostenible y solidario, que beneficiaran a todo el país y propulsaran la felicidad de sus habitantes. Esta iniciativa pasó a llamarse Juntos por Puerto Rico.

Los ejes estratégicos que en interacción promoverán ese desarrollo son: economía del visitante; exportación siglo 21; iniciativas propietarias en ciencias y tecnología; economía solidaria; sostenibilidad ambiental y adaptación climática. Todos los sectores económicos “tradicionales”, como la agricultura, la construcción, la manufactura, entre otros, se podrían transformar al redefinirse bajo estos cinco ejes. Enfocarnos en estos ejes nos llevará a ser actores importantes en la economía mundial, para beneficio del país y de la comunidad internacional.

La propuesta de Juntos por Puerto Rico representa así una importante aportación de plan de ruta hacia un verdadero plan de desarrollo nacional, no obstante que su ámbito sea el estrictamente económico, pues reconoce otros ámbitos de concertación necesaria, en las áreas de salud, educación, gobernanza y seguridad, todas en función de una visión común

Luego de esta rica dinámica, Juntos por Puerto Rico se encuentra de momento rehén de las dinámicas partidistas y pequeñas agendas, pero sigue disponible como herramienta a ser reactivada y potenciada. Hay un plan de ruta que seguir trabajando, hacia un Puerto Rico próspero, sostenible, solidario y feliz. Retomémoslo.