Descubren su capacidad de superarse

Su nombre contiene una fórmula poderosa que, puesta en práctica, podría ser clave para dejar de hablar de crisis y comenzar a encontrar soluciones: Familias CAPACES. Significa Familias Criando con Amor, Paciencia, Control, Estímulo y Sabiduría. Y esa es la propuesta que, desde hace 11 años, esta organización sin fines de lucro ha llevado a 67 comunidades alrededor del País.

En esa misión, Familias CAPACES ha encontrado gente carente de afecto, arruinada por la violencia intrafamiliar y comunitaria, necesitada de escucha y orientación, pero ávida de construir sobre ruinas. Esa es la experiencia que comparte la sicóloga Aysha Concepción Lizardi, fundadora de esta entidad, que busca fortalecer los vínculos familiares y, como consecuencia, mejorar la interacción social.

“Si no se atiende el historial que hay detrás de cada niño y adulto, va a ser bien difícil reconstruir al País”, afirmó Concepción Lizardi.

Ese es el testimonio de un grupo de mujeres reunidas en una breve conversación en la biblioteca del residencial Jardines de Caparra en Bayamón, donde Familias CAPACES ofrece servicios hace más de cuatro años por invitación de la compañía administradora. Algunas hablan sin reservas de las situaciones que enfrentaban cuando decidieron acudir a los talleres o servicios sicológicos de la organización: problemas de autoestima, pobre manejo de emociones, ausencia de diálogo efectivo y falta de disciplina.

“Ahora sé lo que a ellos (sus hijos) les hace falta. (Con los talleres) aprendí que no hay que castigarlos, que puedo premiarlos, también a cómo levantarles la autoestima y hacerlos autosuficientes”, sostuvo Lipcia Méndez, vecina del residencial y madre de dos niños “hiperactivos” que aprendió a disciplinar con amor gracias a la ayuda del programa. El énfasis en las fortalezas y no en las debilidades del otro, poder expresarse “con calma” y respeto, sin necesidad de gritar, han sido lecciones aplicadas en su vida que, según Méndez, le han permitido relacionarse mejor con los demás.

Rebeca Flores, madre de dos adolescentes y jefa de familia, asegura que posee una “caja de herramientas” que ha ido acumulando en su relación de seis años con Familias CAPACES. Tras la pérdida de su hija menor, el acompañamiento sicológico que aún persiste fue muy importante en su recuperación. “Esa caja de herramientas tiene autoestima, valores, tiene fuerza, capacidad de negociación. Esas mismas herramientas se las estoy transmitiendo a mis hijas”, comentó Flores entre lágrimas.

Las comunidades impactadas por Familias CAPACES tienen en común historias de violencia, como maltrato a menores, violencia doméstica, agresiones sexuales, pérdidas de seres queridos y conflictos vecinales que limitan o anulan la convivencia. En muchas de éstas, el liderato comunitario ha reconocido y buscado recursos para atender estas problemáticas, señaló Concepción Lizardi. Así es que algunos han llegado a conocer a Familias CAPACES.

Pero la sicóloga planteó que, por su complejidad, estas comunidades requieren que la ayuda que llegue se quede para dar acompañamiento en ese intento de transformación de una cultura asediada por la violencia a una de respeto y solidaridad.

“Se necesita de un personal dispuesto a arriesgarse y a asumir su responsabilidad profesional. Hay que dar un servicio, pero hay que darlo con amor”, aseveró.

Pasos hacia la paz

Para una cultura de paz desde la familia, es importante:

– Desarrollar vínculos sólidos hacia la familia.

– Manejo adecuado de conflictos.

– Manejo adecuado de estresores

– Supervisión adecuada de niños y jóvenes.

– Desarrollar sentido de pertenencia a grupo, familia y comunidad.

– Fomentar relaciones de equidad, solidaridad y respeto.

Fuente: Familias CAPACES, Inc.

Por: Ivis Negrón Pérez
Publicado: El Nuevo Día