EL CONTROL DE LA INFORMACIÓN COMO HERRAMIENTA DE MEJORAMIENTO SOCIAL

Francisco J. Matos
(Caguas)

¿Qué problema concreto atiende tu propuesta?

Mi propuesta busca romper con las adicciones sociales a la violencia y al sexo desnaturalizado, romper con el ciclo del crimen, y devolver al ciudadano la libertad de ser y actuar en armonía con su prójimo, y su entorno natural.

Nuestra sociedad está enferma. Los niveles de violencia que estamos experimentando día a día en Puerto Rico no son producto de la naturaleza humana, como tampoco lo son las conductas sexuales indiscriminadas e irresponsables (que conste, no me refiero a orientación sexual, ni a identidad de género) en la que cada vez más ciudadanos se involucran. Si usted no está de acuerdo con esta afirmación, por favor, no continúe leyendo, pues lo siguiente no le hará sentido.

Como sociedad, estamos adictos a las emociones fuertes que los medios de comunicación nos venden. Más específicamente, estamos adictos a la violencia y al sexo. Y no es que quiera “guillármelas” de determinista, pero yo he visto con mis propios ojos cómo nuestros jóvenes se pierden en esta vorágine de violencia, como si no tuvieran perspectiva de nada más. No importa cuánto los aconsejes, o cuánto intentes hacerlos entender, siempre permanecen hipnotizados dentro de su mundo violento.

Después de mucho pensar, vine a desarrollar mi propia hipótesis de la causa raíz del problema. A continuación describo mi hipótesis del problema:

1. La Cultura como Producto de Consumo – En la sociedad occidental, la cultura se ha convertido en un producto para ser vendido bajo el régimen de la “oferta y la demanda”. Entonces, como con cualquier otro producto, el tipo de cultura que se convertirá en predominante es la que la mayoría de la gente elija obtener.

2. Las Adicciones Sociales y el Mercado – En la sociedad occidental, la gente está adicta a las emociones fuertes. Cuando usted ve una escena de violencia en la televisión, corre la adrenalina por sus venas, haciendo que se sienta más agresivo. Cuando usted ve una escena pornográfica, la dopamina se desata a través de sus venas, por lo que usted viene a sentir “placer”. Pero como con cualquier otra droga, el cuerpo se vuelve resistente a ella. Por lo tanto, después de un tiempo, usted tendrá que aumentar la dosis de información violenta y pornográfica, con el fin de lograr el mismo “rush” que obtuvo la primera vez. Y es entonces cuando las leyes de oferta y demanda se activan, para proporcionar a sus clientes otra “rush”, por el precio justo. Es por ello que cada nueva película, cada nueva canción, cada producto cultural nuevo tiene que ser más explícito y más intenso que antes.

3. La Decadencia Occidental – Y aquí estamos, alimentando a nuestros niños con una fuerte dosis de la violencia y sexo en cada cucharada de cultura que reciben. Estamos creando una sociedad de autómatas, siempre en busca de la emoción más fuerte que puedan encontrar, y con la mente encadenada a la droga misma que su cuerpo produce. En una sociedad así, matar es simplemente otro “rush”. Violar a una niña te hace sentir en control, aun cuando realmente estás fuera de control. El sexo indiscriminado es sólo para diversión. La violencia doméstica es la interacción humana normal.

La mayor parte de las personas no son realmente “libres” para decidir su porvenir, porque viven en una condición de adicción, que aunque no lo reconozcan, condiciona la manera en que reaccionan a las circunstancias de día en día. Muchos niños se crían sin conocer otra cosa que el mundo exageradamente violento y sexual en el que habitan. Para ellos, la paz y la armonía son imágenes distorsionadas sacadas de un cuento de hadas; la felicidad, un estado de éxtasis producto del sexo atrevido, o de satisfacción por todas las comodidades materiales que se tiene. Alguien así no podrá entender lo que es la paz interior.

Mi propuesta busca romper con esas adicciones sociales, y así permitir que nuestros niños se críen en libertad y armonía.

¿Cuál es tu propuesta concreta y puntual?

Mi propuesta busca ir a la médula del problema, estableciendo un marco legal que restrinja los tipos de información a los que el ciudadano tiene derecho a recibir. Específicamente, mi propuesta busca prohibir la compra y venta de información de naturaleza obscena, expandiéndose la definición de “obsceno” al contenido violento y pornográfico.

Actualmente, la libertad de expresión no es absoluta. Bajo el marco legal actual, a usted no se le permite publicar información libelosa, ni información que exponga a los menores de edad a la explotación sexual, ni información que atente contra la seguridad (entiéndase amenazar de muerte al Presidente de EEUU, gritar “fuego” en un cine, o hablar de “bombas” en un avión).

Mi propuesta busca restringir un poco más esa libertad de expresión, para prohibir la explotación comercial de información que promueva el narcotráfico, el uso de drogas o el sexo indiscriminado, ya sea en la música, la radio, la televisión, o el cine. El criterio sería muy simple:

A. ¿Promueve el comercio de esta expresión artística o cultural la resolución de problemas mediante el uso de la violencia?

B. ¿Promueve el comercio de esta expresión artística o cultural el sexo indiscriminado y desmesurado?

Si la respuestas a cualquiera de estas perguntas es afirmativa, entonces debieran prohibirse tales expresiones culturales o artísticas. Arte podría ser cualquier cosa, incluso lo macabro. La cultura lo incluye todo, incluso el culto a la violencia. Es por esto que se debe prohibir algunos elementos culturales y artísticos, y promover otros. Nuestra sociedad demasiado mal ha hecho al proteger el derecho a las expresiones excesivamente violentas y macabras.

Resulta casi imposible hallar paz interior cuando nadamos en un mar de información cada vez más violenta y sexual. Se vuelve cada vez más apremiante poner coto a esta situación. La pregunta es: ¿Quién y cómo se le pondrá el cascabel al gato?

¿De qué forma implicarías en esta propuesta?

Yo estaría dispuesto a aceptar algunos límites adicionales a mi libertad de expresión. Estaría dispuesto a publicar información solamente de manera responsable, mesurada y pacífica, so pena de incurrir en delito. Por el bien de nuestros niños, estaría dispuesto a no escuchar música que promueva el sexo indiscriminado y la violencia como solución a los conflictos. Estaría dispuesto a reducir la oferta cinematográfica a la que tengo acceso, si esta prueba ser innecesariamente violenta. Estaría dispuesto a promover un mundo pacífico, donde cada uno de mis congéneres tenga libertad plena para perseguir sus sueños en armonía con su entorno.