Gobernanza Ciudadana

Si algo ha quedado claro de la secuela de votación del domingo es que los ciudadanos están exigiendo un nuevo modelo de gobernanza en este país. Y gobernanza es muy distinto a gobernar.
Se gobierna desde un partido político (por lo menos esa ha sido la experiencia en Puerto Rico). Pero la gobernanza trasciende los intereses del partido en el poder y su liderato. Algo que deben aprender los partidos políticos establecidos, si quieren sobrevivir como una alternativa viable.
La gobernanza ausculta la periferia, integra las minorías. La gobernanza (ya sea personal, institucional o colectiva) anda por el camino menos fácil, pero de soluciones más permanentes.
La gobernanza celebra la complejidad y se sumerge en ella para encontrar las claves de un nuevo futuro, de una realidad transformadora.
La gobernanza busca las soluciones en las áreas grises, en la riqueza de la diversidad. No teme a la búsqueda activa de sus prejuicios y de sus puntos ciegos. Los reconoce, los admite y, sobre todo, intenta superarlos. Y si no puede, los maneja.
La gobernanza nace de la posibilidad y de la esperanza, no nace del miedo. La gobernanza nace de la humildad, no de la prepotencia. La gobernanza busca aliados, no busca enemigos. La gobernanza busca al otro, no lo rechaza. Lo vincula, lo entiende, lo respeta.
La gobernanza transforma realidades; la política partidista –en el mejor de los casos- solo las administra.
El resultado del referéndum del domingo pasado no debe definirnos, ni como individuos, ni como pueblo. Pero sí debe definirnos la búsqueda de las respuestas a nuestros problemas más apremiantes como pueblo: la pobreza, la desigualdad social, el subempleo, el desempleo, la dependencia, el narcotráfico, la corrupción pública y privada, la excelencia en la educación pública y privada, el acceso a un cuidado de salud de excelencia, la reinversión y protección de nuestro capital local, la reinversión en una agricultura sustentable y la protección de nuestro aire, tierra, lagos, ríos y costas.
En abstracto, las preguntas sobre el derecho a la fianza y la reducción de la Rama Legislativa son válidas. Continúan siendo válidas, aun después del resultado. Pero el voto del “No” podría interpretarse también como un voto contra el dirigismo partidista, el oportunismo político y la demagogia.
Y lo peor del caso es que, porque fue precisamente una movida político-partidista, un cruel ensayo para medir fuerzas, aquellos que votaron por el “Sí” con plena conciencia y convicción –más allá de su lealtad partidista- quedaron anulados tras el manto de este operativo electoral.
Pero no tiene que ser así. No somos un país del “Sí” o del “No”. Somos un solo país. Un solo Puerto Rico, diverso y contradictorio. No caigamos en la trampa de divide y vencerás. Demonizar a “ganadores” o “perdedores” nos hundirá más.
Algunos se han dado cuenta; otros no. Pero Puerto Rico se encuentra en el umbral de una nueva posibilidad política. Es una imagen aún borrosa, pero late. Es una criatura en busca de emerger y el domingo logramos atisbar algo de ella. Está conformada por ciudadanos, organizaciones de diversos intereses y sectores que ensayan una nueva gobernanza ciudadana.
Publicado: El Nuevo Día
Por: Luis Alberto Ferré Rangel, Director General de El Nuevo Día y Primera Hora