La ruta del diálogo

Hay un refrán que dice que “hablando se entiende la gente”. El asunto es que se trata de algo más que hablar. Para que la gente se entienda, supone que comprenda y para comprender al otro o la otra necesita poder escucharle activamente, reconocer cómo se diferencia su argumento del mío, aprender qué saber me quiere comunicar y las contradicciones, tensiones o diferencias que ese “hablar” provocan en mí. ¿Cómo poder trabajar con todo esto?

Pensemos mejor que dialogando se entiende la gente. No es lo mismo ni se escribe igual, diríamos algunas. Dialogar significa “de a dos”, lo que ya nos dice que para hacerlo hacen falta dos o más personas. No es un monólogo. Esos dos o más deben contar con destrezas básicas de comunicación: tener un saber o algo que deseo comunicar, asumir una actitud de escucha o contar con la capacidad de poder abrir un espacio solidario y sensible para que el saber del otro o de la otra se exponga sin que yo le censure o invalide; reconocer las diferencias o los puntos de encuentro entre mi “hablar” y el del otro o la otra; y confiar, sobre todo confiar en que ese otro saber no se me va a imponer: que podremos encontrar un punto de encuentro para iniciar la ruta hacia acciones conjuntas a la acción “de a dos”… por ahí se inicia el diálogo. Finalmente, el diálogo siempre genera la conciencia de que no tenemos la verdad absoluta de nada, que siempre hay saberes nuevos que permiten y promueven el continuar dialogando. Es un asunto de humildad.


En el 1997, el equipo de CAPEDCOM inició una ruta en su misión para capacitar a la ciudadanía en la metodología del diálogo deliberativo; una metodología diseñada por la Fundación Kettering propuesta para trabajar problemas complejos de forma compleja. La meta ha sido formar en destrezas de diálogo para transformar las condiciones en que las personas se comunican y toman decisiones: para formar en la participación ciudadana y la democracia participativa.

En el 2007, diez años después del inicio de esa ruta, El Nuevo Día nos convocó a la facilitación de los Foros Ciudadanos. La tarea fue todo un reto: garantizar a nivel de País espacios de diálogo participativo. El diseño no podía excluir voces por ningún tipo de razón: edad, género, postura política o religiosa, profesional o educativa. ¡Así fue!

Hoy más que nunca, la capacitación en el diálogo deliberativo se propone como la ruta a seguir para trabajar problemas tan complejos como la educación, la salud, el ambiente, la economía, la seguridad y la familia. Los diálogos transectoriales, otro proyecto trabajado entre El Nuevo Día y CAPEDCOM, son un modelo a seguir para atender estos asuntos como País y como ciudadanos y ciudadanas de este planeta. Les invito a leerlos y comentarlos.

Seguimos en ruta…

María de Lourdes Lara Hernández
Directora Agenda Ciudadana
CAPEDCOM