Plan Socioeconómico contra la Desigualdad

Las injusticias derivadas de un modelo económico en crisis, golpeado por seis años consecutivos de recesión, no pueden ser enfrentadas con remedios temporeros, sino con la ejecución a corto, mediano y largo plazos de un plan nacional de desarrollo socioeconómico que promueva la creación de empleos, potencie a gran escala la producción y reduzca la dependencia mediante el empresarismo y la autogestión.

Estos postulados resumen el consenso de cientos de ciudadanos que participaron en los Foros Ciudadanos del 2011 para proponer sus ideas para un gobierno eficiente y un plan social que hoy recoge la Agenda Ciudadana 2012 con la esperanza de que los partidos las acojan en la elaboración de sus respectivos programas de gobierno.

Aspiran los que colaboraron en este novel modelo de participación a ser gestores de las soluciones y agentes de cambio no sólo dentro de sus entornos, sino en una capacidad más amplia en la que el bien común sirve de norte.

A esos propósitos, es certero el reclamo de la renovación de nuestro obsoleto modelo de promoción de desarrollo industrial e infraestructura con un modelo económico sustentable y de equidad social. Ello requerirá estrategias, programas, propuestas de corto y largo plazo enfocados no tanto en el crecimiento, sino en fomentar programas de creación de empleos.

Coinciden en señalar como pilar de esa renovación del modelo económico, potenciar nuevamente la agricultura como rescate y conservación misma de los suelos productivos, aportando a su vez a nuestra seguridad alimentaria ante la escasez de alimentos que se pronostica a nivel mundial y a la generación de empleo.

El deseo de revertir la mal concebida percepción de que vivimos en un país desechable es palpable en la propuesta de potenciar nichos que ahora están en abandono y deterioro.

Y reclaman, con mucha razón, mejores incentivos para las pequeñas y medianas empresas (pymes), el motor de cualquier economía, con el objetivo expreso de que aumenten su fuerza laboral; la descentralización del desarrollo económico, y doblar los esfuerzos para que la Isla sea un centro de biotecnología real, entre un mar de ideas concretadas por los ciudadanos. Un punto fuerte expresado, que coincide con un señalamiento que hemos destacado en estas páginas editoriales, es que tiene que haber un regreso a una ética de trabajo si queremos salir de las dificultades económicas que enfrentamos.

En este aspecto los participantes generaron propuestas muy enfocadas en levantar riqueza nacional y en estimular la productividad y el empresarismo en la población desempleada o que depende de subsidios federales. Apuestan a la creatividad, a la utilización de la alta tecnología, al apoyo concertado y a incentivar a grandes sectores de la sociedad a que produzcan, trabajen, que se capaciten y que busquen maneras alternas de salir de la dependencia.

Asimismo, esperan ver del liderato político estrategias basadas en incubadoras de negocios, microempresas y empresas comunitarias, para generar riqueza nacional, estimular la productividad y el empresarismo en la población desempleada o que depende de subvenciones.

Sobre todo, hay el reconocimiento de que de nada vale reenfocar nuestro paradigma de crecimiento si los planes para un desarrollo socioeconómico sustentable continúan sujetos a vaivenes del tribalismo político y se descarta la participación activa de todos los sectores.

Sabio consejo que el liderato político se ha negado a aceptar.

Tomado de:  El Nuevo Día (Editorial) 2 de mayo de 2012

http://www.elnuevodia.com/editorial-plansocioeconomicocontraladesigualdad-1247890.html