Reforma Integral en Pro de la Familia

Con la convicción de que sin familia no hay país, esta propuesta de alianza multisectorial contenida en la Agenda Ciudadana 2012 debe ser acogida, también en los programas de gobierno, como gesta social prioritaria. Porque ningún programa puede presentarse con credibilidad si se sitúa de espaldas a la cruda realidad de la familia puertorriqueña. Sólo en 2010 se reportaron 310 suicidios. Entre 2010 y 2011 se quitaron la vida 45 jóvenes entre 14 y 24 años. En lo que va del año se han reportado 84 suicidios, 10 más de los ocurridos el año pasado. La ciudadanía propone cuestionando: ¿no se puede formalizar un Plan de Salud Universal que incluya servicios de orientación y psicología de relaciones de familia con enfoque preventivo?

El Gobierno tiene bajo su custodia a unos 6,300 niños que salen de situaciones trágicas para enfrentarse al universo no menos trágico de los hogares sustitutos. ¿Cómo no implementar ante tal descalabro las propuestas de fiscalización comunitaria y de modos renovados de atención desde el apoyo del Tercer Sector?

Puerto Rico ostenta una de las tasas mundiales más altas de homicidios: 26.2 por cada 100,000 habitantes. Estas tasas están ligadas en otras partes del mundo a conflictos bélicos o al trasiego de drogas. ¿Seguiremos hablando del valor de las familias dejando intacta las causas de la inseguridad y sin que el Departamento de Educación ayude a superar esta sociedad violenta, machista y excluyente?

Los nacimientos se han reducido dramáticamente. En 2007 y 2008 el promedio de hijos fue de 1.7, lo que refleja niveles de fecundidad por debajo del 2.1 establecido como el reemplazo de la población. El 18% de estos nacimientos provienen de mujeres menores de 20 años. ¿Cómo prevenir embarazos a edades inoportunas y al mismo tiempo propiciar un escenario de calidad de vida que permita soñar razonablemente con el nacimiento y desarrollo de una familia?

El desempleo ronda el 15%, cifra que se eleva al 28% si sumamos a los que buscan trabajo a tiempo completo, pero sólo lo encuentran a tiempo parcial. Menos del 39% de nuestra fuerza laboral figura trabajando. ¿Continuaremos hablando del valor del trabajo como sostén básico de la familia sin incentivar al mismo tiempo una cultura de empleo?

La emigración ha sido dramática. El censo del 2010 habla de un 2% en la merma de la población. ¿Qué hace nuestro sistema para retener a las familias en su entorno natural, a sus hombres y mujeres de ciencia, a sus jóvenes prometedores?

Hoy por hoy, prevalece la política de dependencia. Las personas que reciben ayudas obtienen el equivalente de $1.19 por comida diario (2009). El promedio de 2008 era de $3.64 al día. ¿Es apostar a la familia insistir en el camino de la dependencia en lugar de potenciar el desarrollo creativo de la economía local? El 58% de las familias con hijos menores de 18 años está por debajo del nivel de pobreza federal.

Pero aun en medio de tantas dificultades presentes, las familias puertorriqueñas siguen apostando a los estudios con la confianza puesta en su propio potencial. En 1990 se contabilizaron 156 estudiantes universitarios por cada mil habitantes. En 2010, la cifra aumentó a 249.4. Es el camino, pero el conjunto de nuestra estructura social no puede continuar defraudándolos. Es hora de asumir nuestra verdad con realismo y esperanza como punto de partida de una agenda ciudadana de auténtica transformación social.

Tomado de: El Nuevo Día (Editorial)