Cumplen su sueño de volver a Puerto Rico

HUMACAO –  En marzo de 1945 Milagros López le dijo adiós a Puerto Rico montada en un barco que la llevó hasta Nueva York. Tenía 12 años y poco antes había perdido a su madre. Estuvo al cuidado de vecinos  hasta que una tía la mandó a buscar. Fue su última Navidad en Puerto Rico, hasta ahora.

“La última Navidad (en la Isla)  lo que recibí fue un velloncito de 10¢”, recordó en medio de un recorrido  reciente por Humacao que, si bien no la llevó a su pueblo natal de Rincón, le permitió conocer el mar del extremo opuesto de su patria, la playa de Punta Santiago.

“¡Lo que me hubiera perdido!”, exclamó al ver las agitadas aguas mientras caminaba con la ayuda de un andador por el muelle. Consideró no bajar del autobús que la llevó a la Ciudad Gris en el séptimo día de su visita a la Isla. El viaje fue el regalo que le hizo una de sus hijas cuando en septiembre pasado, al cumplir 85, reveló su deseo: “¡Quiero ir a Puerto Rico!”.

Concederle el sueño de volver a su patria ha sido el objetivo de la iniciativa “De vuelta a la Isla”, organizado por Ángel Santini para el Instituto Puertorriqueño/Hispano para Personas Mayores. Hace 15 años que la entidad de ayuda social y promoción de política pública fundada en Nueva York en el 1978 por la trabajadora social boricua Suleika Cabrera, comenzó a organizar este tipo de viaje para verano.

“(Pero) Querían sentir una Navidad en Puerto Rico. El año pasado fue el primero y fue un éxito. Se encuentran, primero, el calor. Para ellos, venir un diciembre e ir a la playa es un milagro. También caminar  por los pueblos de la Isla, la alegría, el entusiasmo que encuentran, porque tantas cosas negativas que se dicen de Puerto Rico en las noticias, pero cuando llegan aquí ven otra cara, otra realidad de nuestro pueblo, que continúa siendo un pueblo amable, un pueblo que ayuda”, destacó Santini.

Este mes, 45 boricuas radicados en la Gran Manzana por décadas pudieron volver a su cuna en plena temporada navideña. Visitaron museos, fueron a Piñones, bailaron, brindaron con coquito, se tomaron fotos y más fotos.

Juana Pérez, de San Sebastián, no pasaba unas navidades en la Isla desde 1969. Y Efi Rosado llevaba más de 30 sin hacerlo; se fue cuando tenía 11 y todavía atesora sus recuerdo de aquella época.

“¡(Eran unas navidades) Bien bonitas, bien bonitas! Yo me acuerdo que para los Reyes en una cajita le ponía yerba. Yo buscaba debajo de la cama al otro día y tenía regalos, baratitos, porque no se podía en aquellos entonces. Mi mamá lo que ganaba eran $6 mensuales. Ella planchaba en el Taller Irizarry (en Ponce)”, rememoró.

Entonces, quienes único traían regalos eran los Reyes según la tradición cristiana. Por eso, además de la Navidad lo que más celebraban las familias era el Día de Reyes. Justo Pérez, que había pasado unas 50 navidades sin regresar, lo recuerda claramente. “Tenía un hermano que cantaba, mi hermano mayor, se llamaba José Pérez. En esa época que se celebraban las fiestas de Reyes y la gente salía al balcón con los tres Reyes, y se le cantaba. Entonces, entrábamos dentro de la casa y nos daban comida”, contó con una carcajada traviesa el utuadeño de 86 años.

Aunque había regresado a la Isla, nunca fue en Navidad. “He hecho un viaje precioso”, afirmó.

La acogida fue desbordante en Humacao, donde personal de la Oficina de Arte y Cultura los recibió con un almuerzo típico navideño en La Casona (edificio histórico Salvador Abreu Vega). De allí partieron en un recorrido escénico que los llevó por unos 15 lugares del casco urbano hasta Palmas del Mar y el muelle de Punta Santiago. En el Centro de Arte Ángel “Lito” Peña la centenaria Banda Municipal interpretó para ellos.

Caída la noche terminó el recorrido en la Concatedral Dulce Nombre de Jesús y la plaza pública de Humacao, que iluminada con sus mejores galas navideñas le dio el hasta luego a los hijos mayores de esta tierra.

Autor: Aurora Rivera Arguinzoni

Publicado en El Nuevo Día el 20 de diciembre de 2013