La pelea chiquita

La pelea chiquita es una expresión que aprendí de mi amigo Nelson, un líder comunitario de Salinas, quien fue uno de mis maestros en la autogestión comunitaria e inspiró muchos proyectos ciudadanos, como el que implantó el fenecido alcalde William Miranda Marín.

La pelea chiquita es una actitud mezquina de algunas personas, que prefieren anteponer sus intereses personales al bien colectivo; que no pueden controlar su infantil narcisismo para madurar criterios y acciones dirigidos a la colectividad. Son personas que, por la ilusión de creer que protegen algo de sí mismos, se niegan a la grandiosa práctica de la “disponibilidad”, que, como dice el filósofo François Jullien, es el principio de la sabiduría, ya que “estar disponible” no es otra que poner en suspenso la iniciativa del yo, y su dominio de poder, para volcarse a la entrega en lo común. Cuando lo describo, me llegan a la mente varias figuras, algunas de ellas más conocidas que otras. Cuando ocupan posiciones de liderato disocian e impiden que algo ocurra: “te serruchan el palo por detrás”, diría mi amigo Nelson. Es una pena, porque invierten inteligencia y estrategias en defender el subdesarrollo y la destrucción de muchos proyectos de esperanza para el País.

La pelea chiquita se ve también cuando, como colectivo, nos enfrascamos en discusiones superficiales y no atendemos con responsabilidad los asuntos centrales de nuestra Isla: resolver el problema de la productividad y el desarrollo sustentable de manera multipartita; decidir juntos la educación que necesitamos; buscar de manera inteligente y fuera de intereses privados el mejor sistema universal de salud al que podamos aspirar, y evaluar con mucha seriedad y desprendimiento las estrategias para atender los problemas de seguridad de toda la ciudadanía.

Éstos son algunos de los asuntos que requieren, como dice mi amigo Justo, de “pantalones largos”, de madurez política, social y relacional. Pocos análisis se han visto con este nivel de discusión y que genuinamente quieran sacarnos de la frivolidad que se mercadea como donas en los semáforos.

De esos pocos, uno de ellos es la Mesa de Trabajo del Plan Decenal de Educación. Son entre 40 y 60 personas y organizaciones que llevan años trabajando juntas para proponerle al País el proceso de participación democrática más amplio y justo en bien de la transformación de nuestro sistema educativo. No todos piensan igual, pero pueden escuchar las diferentes voces y posiciones. Vienen de distintos grupos y gremios, pero no pretenden protagonizar o controlar. A veces hablan todos a la vez y a veces logran en grupo las mejores y más solidarias ideas para abrazar al magisterio y a la comunidad escolar para garantizar su participación activa en las decisiones que les afectarán. A cada reunión llegan nuevos, de todas partes y se integran a un proceso que se hace en la marcha. No están dispuestos a entrar en la pelea chiquita, ésa que viene de aquél que dice que esto lo hizo tal partido o que en aquello no le dieron reconocimiento o que debería ser éste primero y luego aquél. Trascendieron esa pelea chiquita y su mesa de trabajo tiene siempre asientos disponibles.

Otro grupo, mucho más incipiente, pero con inmensas posibilidades, acompaña a la Mesa de Trabajo del Plan Decenal: la Alianza de Medios por el Puerto Rico que Queremos. Son los directivos de El Nuevo Día, Primera Hora, Telemundo, Wapa América, Univisión y Univisión Radio, Radio Uno Group, Radio Isla, PRTV, Sistema TV, SBS y El Periódico de Caguas.

Son empresas cuya naturaleza es la competencia. Visualizarlos juntos, fuera de competencia alguna y concertando apoyar un proyecto nacional tan central como el Plan Decenal, rompe los esquemas de cualquiera y envía un mensaje esperanzador a toda la sociedad: dejar la pelea chiquita y concentrarnos en sacar la País de la pobreza multidimensional, de la competencia desleal en la que todos estamos perdiendo. ¿Por qué no darnos un año para probar que podemos iniciar una ruta diferente y transformadora acompañando y abrazando a nuestra comunidad escolar para que fundamente el proyecto educativo para Puerto Rico? De sobra sabemos que ellos solos o nosotros solos o los políticos solos no lo pueden lograr.

El martes 6 a las 5:58 p.m. se inicia un proceso educativo que definirá quién trascendió la pelea chiquita.

Por: María de Lourdes Lara Hernández

Publicado en El Nuevo Día el 2 de agosto de 2013