Papel social de la Universidad

En un país rico del norte de Europa una sociedad decidió ofrecer una educación de calidad al alcance de todos. Soñaron con procesos de formación integral que produjeran alternativas de cambio y conocimiento útil para transformar la realidad social.

Ellos invirtieron el concepto de educación superior. Pusieron de cabeza el paradigma educativo. Ahora lo importante es la base y no la cima de la montaña. Lo lograron y el país se llama Finlandia. La economía de este país nórdico es una de las más prósperas en el continente. El resultado de este proyecto social, que se originó en las universidades, produjo una actitud colectiva altamente democrática con niveles increíblemente bajos de corrupción gubernamental.

Para los finlandeses, la educación elemental y la formación de los niños y niñas de su país fue tomado como la prioridad número uno de centros educativos como la Universidad de Helsinki, la Universidad Politécnica de Lappeenranta y la Academia de Bellas Artes, entre muchas otras instituciones educativas de nivel graduado.

El estado no solamente escuchó sus propuestas, sino que las implantó mediante la utilización de sus profesores, investigadores, artistas y psicólogos, nutricionistas y trabajadores sociales. Igualmente, el fenómeno académico, industrial y económico de China surge del valor a la educación de sus ciudadanos dentro y fuera del territorio asiático.

Brasil, México y la vecina República Dominicana han tomado ese camino y sus gobiernos se nutren del conocimiento acumulado, generado y transformado en las aulas para uso inmediato al servicio del pueblo.

Creo que ese es el reto de este gobierno. Reconocer, escuchar y poner en práctica lo que saben nuestros economistas, nuestra clase médica, las facultades de educación del sistema universitario y trasladar su teoría a la práctica en las escuelas, las agencias y las comunidades.

Dejar a un lado los millonarios bufetes de abogados y darles la oportunidad de participar a nuestras prestigiosas escuelas de leyes, a nuestros contadores y a las escuelas de comunicación que promoverán los aciertos y discursos de manera mucho más económica.

El desafío no será difícil si se empeñan en reclutar a los mejores, por sus cualificaciones, por su experiencia, su potencial, por su sentido de compromiso con el País, no con su partido y mucho menos con el apetito desmedido por el dinero.

Los gobiernos de turno no han aprovechado el caudal generado por la investigación científica, la innovación tecnológica y transformación del proceso deliberativo público para asuntos tan importantes como el manejo efectivo de la adicción a drogas, el maltrato infantil, la obesidad y sus consecuencias, el consumismo, el medio ambiente. Han marginado deliberadamente la importancia de una sólida identidad cultural como punto de partida a la inclusión, la tolerancia y la solidaridad.

La Universidad ofrece una educación de calidad y entre sus egresados se observa una transformación social evidente. Hay que retenerlos como estudiantes y luego como participantes del desarrollo constructivo de su propio entorno.

Creo que es tiempo de que la Universidad y el Departamento de Educación unan sus propósitos a las necesidades inmediatas de las comunidades, de los comerciantes, de la salud pública y sobre todo de las escuelas que gravitan en torno a los recintos universitarios aportando su potencial humano, profesores, estudiantes y gerenciales al servicio de un país que se nos va de las manos.

Publicado: El Nuevo Día

Por: Pedro L. Cartagena

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  1. Necesitamos reformar la educación pública
    Por Victor de León
    30 de septiembre de 2011

    “Cambio es el proceso mediante el cual el futuro invade nuestras vidas” –Alvin Toffler

    Puerto Rico no exhibe un sentido apropiado de urgencia respecto a la crisis en educación del país. A pesar del alto gasto y los pobres resultados en términos de la ejecutoria de los estudiantes, la severidad de la situación no es reconocida suficientemente. A mi entender, los líderes políticos, los lideres de negocio y la Academia, no hablan de la crisis en educación a menudo ni con suficiente enfoque en la urgencia que requiere la situación.

    Puerto Rico necesita un nuevo pacto social respecto a la educación. No son solo los oficiales claves y el departamento de educación los que necesitan estar comprometidos con un nuevo plan. Hacen falta nuevos grupos sociales para apoyar tanto al departamento de educación como a los líderes políticos.

    La primera percepción que me viene a la mente es que la reforma es alcanzable, y que cambio real puede alcanzarse relativamente rápido (dentro de cinco a seis años). Esto puede ser muy estimulante. Para lograr esto requerirá de resolución, liderazgo y compromiso. El problema de Puerto Rico es parcialmente uno de liderazgo de políticas, pero también liderazgo en cuanto a escoger prioridades. Uno de los dilemas actuales de Puerto Rico es que tiene mucha gente buena, y muchas ideas buenas, pero que estas no están lo suficientemente enfocadas.

    La segunda percepción en la que pienso tomando en consideración el tamaño y complejidad del sistema educativo de Puerto Rico, es que la capacidad gerencial es vital. Esto es un enorme reto el cual requiere no solo de la gestión tradicional, sino también de la gestión política.

    La tercera percepción de la cual todos hemos hablado es en cuanto al asunto de la continuidad en liderazgo, política, metas y enfoque. Esto también es vital. Otro asunto el cual hemos enfatizado en el pasado pero que se le ha dado poca importancia es la habilidad de comunicar. El departamento de educación ha tenido algunos logros, pero nadie sabe en cuanto a ello. Se necesita un enfoque mucho más efectivo para comunicarlo al público en general, a los padres, maestros, escuelas y sus propios oficiales.

    La cuarta percepción es que la estrategia a seguir importa. No se trata de tener un gran plan al principio, sino más bien tener una noción de qué es lo que podemos hacer primero que desatará otras fuerzas productivas. No solo trata de un plan completo, sino más bien encontrar un buen lugar para comenzar, para que podamos lograr que otras personas hagan otros avances. Pienso que esto en particular merece mayor reflexión.

    La cuarta percepción para mi es que la diferenciación es esencial. Tenemos que evaluar cómo incentivamos los maestros y principales, y las personas parte de la burocracia. Eso no se puede hacer de manera uniforme y cada uno tiene que pensar duro en cuanto a cómo hacerlo. Pero se tiene que hacer.

    La otra área de diferenciación es cómo debemos dirigir nuestras energías porque cada uno de nosotros no lo podemos hacer todo. Esto exigirá decisiones difíciles de tomar. Si decimos que queremos comenzar por los grados primarios de nuestro sistema escolar, porque esos son los estudiantes cuya educación es la peor, no tendríamos la capacidad para enfocarnos en los grados secundarios. Así que decisiones serán necesarias, y la diferenciación será esencial.

    Puerto Rico necesita un nuevo pacto respecto a la educación, un pacto que se enfoque en resultados, que toma decisiones difíciles, y construye sobre proceso. Mucha gente ha hecho el punto que no son solo los oficiales claves y el departamento de educación quienes tienen que estar comprometidos con un nuevo plan; nada mas cierto que esto. ¿Qué debemos hacer? ¿De qué debemos hablar por el próximo mes, porque no debemos estar todos hablando acerca de todo? ¿Cómo moldeamos el debate público y conversamos de manera constructiva? ¿Cómo hacemos que esto suceda? Esto también tiene que ver con la manera que incluimos los padres de los estudiantes, como traemos los aprendices a evaluar la calidad de su educación, una nueva dinámica en todo el país, y como logramos atraer a este asunto a la legislatura.

    Para lograr este tipo de pacto social, necesitamos cambiar el balance de las fuerzas. Tambien necesitamos cambiar la conversación actual. El enfoque interminable en lo que está mal con la educación puertorriqueña no nos está llevando muy lejos, es tiempo de movernos a las primeras tres prioridades para la acción. Debemos pelear entre nosotros para decidir en cuanto a cuáles son esas prioridades, pero resolvamos esto en un periodo razonable. Esto formará el corazón del tipo de pacto que nuestra sociedad necesita hacer para que podamos tomar las decisiones difíciles y luego halar juntos para mejorar la calidad de nuestras escuelas para más y más niños y jóvenes.

    Necesitamos movernos hacia adelante de manera decisiva. Esto requiere liderazgo político en el gabinete de la gobernación. Pero la clave está en que los líderes no están solo; hay fuerzas sociales que pueden ser movilizadas para ayudar. Es posible que no sea suficiente, o tan poderosa como quisiéramos, pero al menos podemos fortalecer las fuerzas y voces detrás de los líderes políticos que estén preparados para hacer lo que es correcto por el país. Los líderes empresariales y la Academia deberían estar hablando y empujando más fuertemente los asuntos claves en la educación, y pienso que muchos expertos y organizaciones civiles de la sociedad también pueden hacer igual. Pero esto requerirá liderazgo efectivo y la definición de un propósito común, lo cual es parte de lo que un pacto social debe tratar de alcanzar.

    Traigo atención a la importancia del contexto. No podemos ofrecerles a los estudiantes entrenamiento vocacional, a menos que haya puestos de trabajo al final del proceso. Puerto Rico ha fallado en hacer esto en un tiempo particular en su desarrollo económico. Por lo tanto, políticas económicas y contexto importan mucho. No lograremos crear suficientes trabajos para desertores escolares sin experiencia, a menos que alcancemos índices más altos de crecimiento económico capaz de crear empleos.

    Puerto Rico necesita pensar más fuertemente en cuanto a los beneficios del urbanismo para la gente envuelta, y para el país como un todo. Otro factor contextual vital es la cohesión política, y el sentido de hacia dónde se dirige el país, y es difícil para la educación lograr esto de por sí solo.

    El resumen de todo esto es que confrontamos un reto bien grande en tratar de mejorar el sistema escolar. Pienso que todos debemos ser mejores en comunicarnos, y ciertamente el departamento de educación necesita comprometerse en desarrollar recursos más astutos y profesionales para atender esta área.

    Existe un sector privado de enseñanza para la gente económicamente privilegiada en Puerto Rico. No así, para los pobres. ¿Donde están los padres? me pregunto. ¿Por qué no están en las calles hablando en cuanto a la pobre educación provista a sus hijos?

    Sin embargo, esto nuevamente necesita ser parte de un empuje absoluto, un plan estratégico que el país no tiene al presente. Así que necesitamos buscar sinergia, necesitamos buscar alianzas, de manera seria. Necesitamos mirar cómo combinamos el sector público y las fuerzas de mercado, sin luces intermitentes ideológicas de ambos lados. Y, necesitamos una estrategia para el cambio, el cual parece ser que no tenemos.

    Para concluir, necesitamos maestros en clase, a tiempo, y enseñando, pero las palabras e intenciones no son suficiente. Necesitamos acción urgente en esta área ahora, necesitamos resolución, y necesitamos resultados mucho mejores.

    Espero que todo lector se sienta en la confianza de hablar franca y honestamente. Este es un diálogo abierto, así que por favor participe en comentar.